Intentar exponer de manera visual el concepto teológico de Trinidad siempre ha supuesto un complejo desafío para las Bellas Artes. Una de las soluciones, con un fin didáctico, es esta obra que nos muestra a un personaje ricamente vestido en cuya cabeza se fusionan tres rostros. Está rodeado del tetramorfos y porta un triángulo invertido, en el que se representa un esquema que explica la doctrina de la Trinidad.